Cauces "sos-tenibles"




El diseño no sabe cómo decantar el enorme impulso de creatividad que en muchos casos lo empieza a desbordar. En algunos casos, lo interpreta como algo que no debería estar pasando, algo a corregir o algo a controlar, a poner una medida. La pregunta que puede nacer ahí es ¿quién pone la medida? ¿con qué lógica se articula el cauce y la estructura para esos potenciales? ¿quién dirige la forma y la medida de los elementos que se agolpan ante mí?

Ante la aparición de una gran cantidad de percepciones, de comprensiones abstractas, puede ser que el diseño, en primera instancia, trate de poner cauces desde lo que conoce, pero pronto se da cuenta de que no es posible controlar tal cantidad de potencial desde un “centro de mandos” que no tiene la referencia a la fuente adecuada para permitir un reseteo de la totalidad del circuito que puede dar cauce a los potenciales.

Estamos en la vuelta 22. La totalidad del circuito con anterioridad a los días del anillo de fuego.

El cauce (34) para el potencial, la articulación en conciencia concreta de un diseño que tenga la posibilidad de dar cabida a lo que entra con su propia lógica y desde los legítimos.

Pareciera que se rompen las presas que contienen los formatos de los cursos de los ríos conocidos, para tomar el curso que la propia Tierra le da a ese río.

Así, las formas con las que el diseño trata de manejar un potencial, si éstas están al servicio de mantener una imagen con el potencial en desarrollo, se ven desbordadas, arrasadas por la velocidad de un circuito que desmantela la estructura anterior y da paso a la construcción con nuevos elementos lógicos. La velocidad del proceso no le va a permitir a la identidad que se apropie de la gestión del potencial, de modo que la conciencia impersonal la va a ir refinando hacia otra finalidad, muchas veces,a través de la frustración de sus objetivos. Cuanta más naturalidad abrazamos la frustración, más rápido se articula la identidad, al tomarla como semáforo de que está apropiándose de la dirección de un potencial. Ante la frustración se resetea su propia lógica, y entonces, genera circuitos para poder ir construyendo con otro “comandante”.

Permitir así que lo que se desmantela, se rearme en su propia lógica, nos permite que la Tierra nos ofrezca su propia capacidad de detectar los elementos que son funcionales de entrar o salir a través de su membrana. Un trasbase de mandos en el “control” del desarrollo de los potenciales, o bien, digamos, una apertura del diseño a dejarse filtrar por la lógica de la Tierra, acerca del cauce que se le da a esos potenciales.

Asumir, entonces, el caos previo, o el desborde que desmantela el ordenado cauce del diseño, es parte del enlace con la Tierra como membrana, como 0 al que podemos referenciarnos como base y sostén, como garante de cauce global.

No es lo mismo, entonces, un diseño dispuesto a su auto-desmantelación, que un diseño que busca generar su propia membrana  con los parámetros que conoce. Son diferentes instancias, todas ellas válidas en cada caso, sin embargo, me parece importante aprender a detectar cuándo me estoy generando una membrana de la identidad, porque quizás nunca antes lo hice y lo estoy precisando, y la auto-negación era muy grande, y el proceso de desmantelación de ésta, que es otra instancia en la que dar paso a una nueva franja que toma el mando de mi membrana. Una franja que me da conciencia para discriminar lo que entra y lo que sale, pero no bajo mis parámetros personales, sino bajo los parámetros que me filtra la conciencia de la Tierra. La finalidad, entonces, no es solo personal, sino que ahí está enlazada con el mejor futuro de la Tierra.

34 me va a estar enfocando también a la “personalidad” o “impersonalidad” a la que está enfocado el 4. Si el propósito de ese diseño (estamos en CG49) es el de auto-afianzarse, o bien va cambiando el foco, su propósito está más presto a la finalidad de ser un articulador para la tierra, en lugar de ser un articulador para una imagen que se conecta con su entorno a través de compararse y competir con el resto.

Entonces, este desborde de comprensiones que la persona puede tener en un determinado momento, van a estar siendo gestionadas, quizás, por la identidad que busca sus propios intereses, y por algo que la trasciende, al mismo tiempo. Si se apropia la identidad, lo detectaremos por la frustración y por el control que quiere ejercer del potencial, pero al darnos cuenta, se va reacomodando en cada punto detectado.

Según veo, la entrega al caos de lo que me desborda, va otorgando un cauce que aparece en forma muy tranquila y espontánea en medio del caos, y que dirige sin el interés personal de la identidad. Ésta, más bien, se toma dócilmente al servicio de lo que percibe como una inteligencia que la trasciende y que sabe perfectamente cómo ordenar lo que ella no conseguía, por muchas fórmulas con las que probara.

Otro efecto de este cauce nuevo, es que permite que la persona tenga una claridad y una seguridad para con el potencial que la atraviesa, pues al estar cada vez menos interferido por la imagen, duda menos de sus capacidades, pues sabe que éstas no son suyas directamente. La seguridad ante este nuevo cauce, la otorga la presencia del propósito.

En cualquier caso, estamos, obviamente, ante algo tan enorme que nos excede, para lo cual la tierra nos va generando vías y circuitos, nos va preparando, armando de estructura para poder abrirnos, poco a poco. Estos cauces, digo "sos-tenibles" porque tienen la capacidad de la emergencia (sos) en el sentido de florecimiento, emergencia vertical de la lógica (so), desde el pasado y desde el futuro (os).

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